Bea proviene de una explotación en Galicia. Ella y su madre eran explotadas para tener cabritos y venderlos como carne. Un día unos perros les atacaron y el dueño de la propiedad se negó a darles atención veterinaria. Bea sufrió un gran desgarro en su pierna y al no recibir atención veterinaria el tejido empezó a necrosarse. Nos pidieron ayuda y decidimos trasladarlas de urgencia a Santuario Vegan. La herida de Bea era muy grave y perdió gran parte del musculo y del tejido, también un tendón necesario para poder andar se vio afectado. Por este motivo Bea tiene que llevar una prótesis de por vida para poder desplazarse, porque su pierna no se vale por ella misma.
A pesar de ello Bea es muy feliz, es inseparable de su madre Amelia y de sus hermanos Bimba y Domingo, que nacieron aquí en el santuario al poco del rescate de Amelia.
Bea es una cabra tímida por todo el maltrato pasado, pero si le ofreces una golosina rápidamente se acerca. Y pasa la gran parte del tiempo disfrutando junto a su familia.