Cuando llegó al Santuario Arce era un bebé cabrito de a penas 2 semanas de edad. Le rescataron en Toledo unas niñas que le han salvado la vida. Arce había nacido en una granja y su madre había muerto y esas niñas se preocuparon muchísimo por cuidar de él hasta que nos llamaron y fuimos a buscarle.
Esas niñas no tenían los medios para poder cuidarle bien. Eran solo niñas. Y lo pasaron muy malo, porque sabían que Arce se estaba muriendo y no podían hacer más por él. Lo trajeron en una mantita, preocupadas de que no cogiera frío y esos ojos de preocupación.
Les dijimos: «No os preocupéis. Le daremos sus medicinas y se pondrá bueno».
Gracias a ellas Arce va a tener una segunda oportunidad, porque la cena de Navidad era su destino.
Arce llegó en muy mal estado por no haber podido amamantar de su madre, tenía mucho dolor abdominal por no haber llevado la alimentación más adecuada para un bebé. Le dolía tanto su tripa que solo quería dormir y dormir. Estaba deshidratado e hipoglucémico, de hecho nos dio un buen susto, pero gracias a muchas dosis de suero, noches sin dormir para tenerle controlado, se empezó a encontrar mucho mejor tras 48 horas de cuidados intensivos y empezó a comer con ganas sus biberones, querer correr y empezar a explorar junto a Luisito, su compañero de cuarto en estos primeros días en el Santuario.
Arce busca madrinas que quieran contribuir a que crezca fuerte y feliz, en el mejor entorno, un entorno seguro, con más hermanas y hermanos de su especie y de otras muchas especies que viven aquí, con los cuidados, el amor y la atención que se merecen.