Azahara era una yegua explotada en una hípica. Como muchos caballos de capa torda sufre de un tipo de tumor llamado melanoma. Por este motivo la iban a sacrificar porque no podían darles los cuidados adecuados y Azahara sufría cólicos e impactaciones constantemente, lo que ponía en riesgo su vida, ya que los trabajadores de la hípica no estaban dispuestos a dedicarle los cuidados necesarios al ser una yegua con tantos problemas y por eso decidieron que lo mejor no era cuidarla, sino mandarla al matadero, para que la vendieran como carne de consumo, para terminar con su vida.
Azahara necesita una dieta especial y poder moverse libremente para no enfermar. Además le hacemos revisiones diarias en su melanoma, que en los meses fríos de invierno está mucho más controlado, pero en los meses de verano se suele complicar y necesita curas exhaustivas diarias e incluso a veces medicación local.
Hoy Azahara vive feliz con Luna, otra yegua torda como ella que llegó un tiempo después al Santuario y con la que se ha hermanado, y también comparte terreno con los burritos más ancianos como Sabanero, Isabel y la simpática de Rita, además de las inseparables Hipatia y Muñeca. Entre todos han formado una familia preciosa, de caballos, burritas y mulas realmente entrañables.