Azahara era una yegua explotada en una hípica. Como muchos caballos de capa torda sufre de un tipo de tumor llamado melanoma. Por este motivo la iban a sacrificar con tan sólo 12 años, porque no podían darles los cuidados adecuados y Azahara sufría cólicos e impactaciones constantemente, lo que ponía en riesgo su vida, ya que los trabajadores de la hípica no estaban dispuestos a dedicarle los cuidados necesarios al ser una yegua con tantos problemas y por eso decidieron que lo mejor no era cuidarla, sino mandarla al matadero, para que la vendieran como carne de consumo, para terminar con su vida.
Azahara necesita una dieta especial y poder moverse libremente para no enfermar. Además le hacemos revisiones diarias en su melanoma, que en los meses fríos de invierno está mucho más controlado, pero en los meses de verano se suele complicar y necesita curas exhaustivas diarias e incluso a veces medicación local.
Azahara, hasta el pasado 17 de junio de 2023, vivía feliz con Luna, otra yegüita torda como ella que llegó un tiempo después al Santuario y con la que se había hermanado de por vida, pero que tras la detección de piroplasmosis en Lunita (una bacteria equina muy agresiva) no pudo superarlo y fallecía en nuestros brazos después de dos semanas de intensa lucha contra esa terrible bacteria.
Azahara hoy también comparte pradera con los burritos más ancianos del Santuario, como Sabanero, Isabel y la simpática Rita, además de las inseparables Hipatia y Muñeca. Entre todos han formado una familia preciosa, de caballos, burritas y mulas realmente entrañables.
Azahara apenas tiene madrinas ni padrinos, así que si quieres amadrinar a la preciosa Azahara ella se sentiría muy feliz.