Un grupo de activistas fue a rescatar a los pocos supervivientes y en una granja de ovejas, donde los cuerpos se amontonaban, había un cordero con una herida terrible en una pierna que no se separaba del cadáver de la que creen que era su madre.
Cuando llegó a Fundación Santuario Vegan estuvo meses de curas y cirugías. Pero finalmente no pudimos salvar su pierna y hubo que amputarle desde la articulación para salvar su vida.
Hoy Pablo vive en el geriátrico con otras ovejas con necesidades especiales que tuvieron un pasado terrible, todas víctimas de la ganadería. Y que hoy comparten la inmensa fortuna de haber sido rescatadas a tiempo.
A pesar de tener menos movilidad que otras ovejas Pablito se las arregla estupendamente. Es una de las ovejas más tiernas y dulces del Santaurio. Siempre busca mimos en sus cuidadoras y cuidadores y es imposible resistirse a dedicarle a diario unos minutos de caricias.