Manuela es una cerdalí, una mezcla entre cerdo y jabalí.
La mantenía un cazador en un zulo de tres metros cuadrados y solo accedía allí para pegar a Manuela. Un amigo del cazador le daba pena Manuela y cuando se enteró que su compañera la iba a sacrificar contactó con la Fundación Santuario Vegan.
Manuela llegó con muchos problemas de comportamiento y agresividad. Desgraciadamente desde una edad muy temprana no había sido socializada con otros animales o las personas. La única experiencia que vivió era la de su dueño que la agredía.
Tardamos meses en rehabilitar a Manuela antes de que pudiera convivir con más animales y estar cómoda en la presencia de cuidadores. La esterilizamos en el Hospital veterinario y a la vuelta Laura estuvo trabajando con ella durante mucho tiempo para que asociara a todos y todo con experiencias positivas y perdiera miedo.
Ahora Manuela es un encanto. Le gusta el cariño y que le digas cosas bonitas pero a la vez se asusta suelta un gruñido , da un salto atrás y vuelve a acercarse. Nunca más tuvo un mal gesto con sus cuidadores porque sabe que en el refugio no le pasará nada. Con otros cerdos es bastante independiente y no se relaciona con nadie aunque convive con ellos a la perfección.
Manuela ya es una abuelita, cuando la rescatamos tenía cinco años y han pasado 6, y nos alegra inmensamente que su vida haya cambiado radicalmente.