Rebeca fue el regalo vivo en un sorteo. Con solo un mes de vida l habían separado de su madre y sorteado como si fuera una cosa para que se la comieran. Estaba muy asustada y traumatizada cuando llegó a Santuario Vegan. Ella es una cabrita muy cariñosa pero insegura y dependiente. Y ese momento la tuvo que marcar.
Ha crecido con todo el cariño y los cuidados necesarios y ahora convive con el resto de cabras.