Pippin fue rescatado recién nacido y abandonado en el campo. Era muy pequeño y aún tenía restos de placenta por todo su cuerpo. Las personas que le encontraron se recorrieron Madrid para no tener que entregarlo a un pastor y que terminara sacrificado sino que Pippin se salvara y tuviera la vida que merecía, vivir toda su vida.
Pippin tuvo muchos problemas de salud de bebé por no haber tomado calostro. Estuvo ingresado porque no tenía defensas y sufrió una infección. Al poco de recuperarse de la infección pasó una artritis séptica y siendo solo un bebé tuvo que ser tratado con lavados articulares y antibióticos. Pero por suerte pasó de no poder andar a correr y jugar, justo lo que tenía que hacer una cabrita de su edad.
Pippin ha crecido junto a una gran familia en Santuario Vegan, nunca ha conocido la peor cara del humano. Sólo el cariño y la amabilidad. Pippin es una cabra enorme, la más grande todas y muy tranquilo. Le encanta tumbarse al sol junto a su familia.