A Lambert le encontró una persona mientras estaba en el campo porque presenció como unos buitres sobrevolaban lo que parecía un animal muerto. Al acercarse se dio cuenta que era un cordero de unas tres semanas de edad que presentaba mordiscos en sus piernas y culo por el ataque de uno o varios depredadores y que había quedado inmóvil presa del pánico en mitad de la nada. Los primeros días Lambert no reaccionaba a ningún estímulo de lo traumatizado que estaba. Para un pastor dar atenciones veterinarias y curas a un cordero puede significar gastarse más que lo que sacan en el matadero así que muchas veces estos animales heridos o enfermos son abandonados a su dicha.
A Lambert le dieron los primeros cuidados, le cosieron la herida y le pusieron en tratamiento antibiótico y a los días nos contactaron ya que no querían que Lambert terminara en una explotación o el matadero, sino un destino amable para él donde fuera cuidado.
Lambert llegó en Shock aún y apenas se movía. Cuando pudo estar con otros corderos como él su actitud cambió y empezó a balar, a querer interactuar con sus cuidadores y otros animales. Ahora es un cordero muy extrovertido y le gusta llamar la atención. Corre de un lugar a otro y es inseparable de Vivo y de Paulita.
Como macho hubiera sido enviado al matadero como carne con tan sólo dos meses de edad. Le espera una larga vida y muchas aventuras. Las ovejas en condiciones de santuario y cuidados pueden vivir hasta 14 o 15 años. Les gusta mantenerse junto a sus familias y son extrovertidas, simpáticas y muy cariñosas.