Dori fue abandonada en Asturias atada a una farola de Oviedo. Esta era la manera de los ganaderos de protestar por el ataque de los lobos al ganado en Asturias. Estaba tan encadenada a la farola todo su cuerpo que tuvieron que llamar a los bomberos para poder sacarla de allí. Cuando Dori llegó al santuario estaba aterrorizada de cualquier contacto con humanos. Su obsesión era escaparse para poder estar con otras cabras.
Cuando finalizó su cuarentena y Dori estaba en buen estado de salud pudo unirse al grupo de cabras. Desde que está con ellas su carácter ha cambiado, se siente mucho más segura y nos deja acariciarla. Ahora sabe que nadie más le hará daño después de todo este tiempo de estabilidad y seguridad en Santuario Vegan.