Antonia fue rescatada junto a otras cuatro vacas y un ternero de una situación de maltrato en una granja de Boiro, Galicia. Ella era la que estaba en peor estado. Caquéctica, con una infección en la piel y sufriendo raquitismo.
Los veterinarios creen que debido a no recibir alimento en sus primeros meses de vida Antonia apenas pudo desarrollarse, teniendo el tamaño de un perro grande. La infección en la piel provenía de que Antonia vivía entre sus propias heces y orines, lo que terminó abrasando su piel.
Por suerte Antonia gracias a los cuidados veterinarios, la buena alimentación y el cariño pudo recuperarse. Ha engordado mucho y es que le encanta comer porque pasó mucha hambre y penurias.
También tumbarse al sol y pasar las horas junto a su mejor amigo Ezequiel.