A Victoria la encontró una protectora de las Rozas más muerta que viva, porque tenía una infección en una de sus manos delanteras y no podía ni levantarse.
El pastor la había dejado tirada para que se muriera agónicamente. Victoria estuvo ingresada varios meses y no teníamos muy claro si habría que amputarle esa mano, pero finalmente se la pudimos salvar.
En su rescate pudimos ver cómo estaba en los huesos, nada que ver con su estado actual, y es que Victoria es muy glotona y disfruta mucho de las papillas que les preparamos a las ovejitas geriátricas como ella.
Su mano derecha la tiene totalmente inutilizada. Decidimos no amputársela porque la mayor parte del tiempo lleva una férula que hace que la apoye como un bastón. Le controlamos el estado de su mano constantemente (en especial en los meses de calor), para que no le dé más problemas.