A Nacho le abandonaron en 2017 siendo un bebé junto a HOOPE, una protectora de animales. Las propias voluntarias lo encontraron y llevaron a salvo y luego nos llamaron y fuimos a por él.
Nacho tenía horas de vida y, aunque había estado a punto de sufrir una de las peores muertes del mundo, la de ser un bebé abandonado, había tenido una suerte increíble ya que la mayor parte de los bebés de animales explotados que se abandonan nunca pueden salvarse.
Nacho llegó a las pocas horas a Fundación Santuario Vegan y estuvo un tiempo enfermo y débil, pero finalmente se recuperó con el tratamiento y los cuidados y ya le pudimos juntar con otros habitantes.
Nacho se hizo muy amigo de Domingo, una cabra de su edad, e hicieron muy buenas migas.
Ahora Nacho es feliz con su enorme familia de ovejas. Vive en el grupo grande y tiene muchísimos amigos con los que jugar y darse cariño.