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Esta es la carita súper expresiva de Flor antes de cambiarle los vendajes.
Flor es uno de los habitantes que más ternura despierta en sus cuidadores y en la gente que la conoce. Llegó hace año y medio desde Asturias. Tenía menos de 3 meses de vida y una enfermedad que le provoca laxitud en todas sus articulaciones. Eso hacía que caminase reptando porque no era capaz de mantener las extremidades rectas. Hicimos un enorme esfuerzo diario para que se recuperase, con ejercicios y tratamientos. Estuvo durmiendo con su querido Napo y su cuidador varios meses para estar más controlada. Finalmente conseguimos controlar la degeneración, aunque no volvió a caminar como las demás ovejas. Pero a ella eso no le importa.
Flor es feliz en su zona con otros habitantes como ella. Tiene a su querido Madroño y a Quejigo y puede dar y recibir todo el amor que tiene y necesita. Y, sobre todo, está a salvo.