¿Cuánto le gustarán a este pequeño superviviente las caricias?
Vivo nació prematuro y por ese motivo le abandonaron en el campo. Era mucho más pequeño, apenas tenía pelo y no tenía fuerzas ni para caminar. Cuando le rescatamos Laura Luengo Mata se hizo cargo de él y le sacó adelante. Fueron varias semanas de muchísima dedicación y trabajo, y se creó una conexión muy bonita entre los dos.
Ahora, cada vez que va a verle, él la busca como a su mamá para que le dé unos buenos mimos y cariño. Los corderos y sus madres establecen unos vínculos muy profundos. Como los de cualquier madre que ama a su hijo. A ellas siempre les arrebatan a sus hijos porque ese es el negocio de la ganadería. Por eso ellas se vuelven cada vez más protectoras con sus pequeños.
La madre de Vivo perdió a su hijo otra vez. Pero Vivo ganó una mami adoptiva y una familia enorme que le quiere y le cuida.