
Madroño es la viva imagen de la felicidad. A él no le importa tener hemimelia radial (ausencia de radio, por eso tiene la manita izquierda corta y curva) ni tener que andar con tres extremidades. Porque él es feliz con su familia, con su amada Flor que es su hermana mayor a la que adora, con Rob que es su compañero de juegos (también tiene hemimelia radial) y con sus cuidadoras que le miman y le hacen sentir especial cada día de su vida a salvo.
Con un mes de vida el destino que le esperaba os podéis imaginar cual era. Y en vez de morir en el matadero llorando y llamando a su mamá, ahora, con año y medio de edad, vive lleno de amor y cuidados.
Así que no es de extrañar verle siempre sonriendo.