

Imagen anterior
Imagen siguiente
Cuando conocimos a Manu apenas podía andar. Tenía una fractura en su mano y nunca recibió asistencia por lo que la iba arrastrando como podía.
Para la vida productiva de un caballo el ya no tenía ningún valor. Para empeorar las cosas la fractura era antigua e inoperable.
Después de cinco años en Fundación Santuario Vegan, Manu es un caballo completamente diferente. Puede galopar, correr con su inseparable amigo Haize, y es un cariñoso y travieso caballo que no para quieto. Nadie diría que tuvo que vivir meses con una fractura, arrastrando su mano y sin ninguna atención.
Siempre nos sorprende la fuerza, la capacidad de recuperación y la resiliencia de los animales que llegan hasta el santuario.