Ayer en la cena Rayito no quiso comer y esta mañana estaba apático. Esto, en cerdos y jabalís es algo serio y hay que prestar mucha atención porque puede ser fatal. Así que estamos mañana le hemos puesto la medicación y luego Marta le daba papilla con una jeringuilla para “obligarle” a comer. Como veis, él es un buenazo y ella lo hacía con mucho cariño.
Cuidar animales es algo complicado y muchas veces se trata de esto, de hacer de soporte en sus momentos flojos para que su apatía no agrave la situación.
Llegó en 2016 siendo un bebé encantador de menos de una semana de vida. Cabía en nuestra mano y era muy tímido. Estaba tan débil que tuvimos que hospitalizarlo hasta que dejó de tener diarrea.
Cuando superó esa fase tan grave empezó a mejorar y a demostrarnos lo simpáticos y encantadores que llegan a ser los jabalíes. Hizo un mejor amigo, Barbosa, y empezó a vivir con los cerdos adultos. Ahora Rayito es inmensamente feliz.