Cada mañana, después de desayunar, Ricki se pasa un buen rato haciéndose la cama. Y cuando termina se mete debajo de la paja porque en los días de frío a los cerdos les encanta estar bien tapados.
Ricki tiene parálisis del tercio posterior, pero sigue siendo un cerdo, con sus manías y las cosas que les gustan. Y cada día nos esforzamos para que las pueda disfrutar igual que el resto, a su manera, pero siendo un cerdo feliz.