Así se rasca Julieta la pezuña por detrás. La hemos visto muchas veces haciendo ese gesto y hoy nos hemos dado cuenta de que no solo nos llama, sino que, también, se rasca.
Julieta nos hizo vivir uno de los momentos más bonitos del Santuario cuando la rescatamos. Era el año 2012 y tenía una mastitis terrible. En el hospital le sacaron 6 litros de leche infectada. Julieta era adulta pero no muy mayor. Y, sobre todo, estaba embarazada. Era la primera vez que íbamos a tener un nacimiento en el Santuario de un animal explotado, de esos que no tienen derecho a estar con sus hijos y que los envían al matadero partiéndoles el corazón a madre e hijo.
¿Os podéis imaginar el momento en que escuchamos el balido más dulce del mundo y al acercarnos las vimos con sus dos hijos recién nacidos? ¿Y la felicidad de saber que no les iban a separar jamás?
Ahora Julieta es una anciana que necesita cuidados especiales y por eso está en el geriátrico. Es de las más simpáticas y tiene trucos de todo tipo, hasta para rascarse las pezuñas sin ayuda.