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Flecha adora a los cerdos.
No sabemos muy bien el motivo, pero creemos que es porque un día un gallo le iba a picar y él se escondió detrás de Baku y el gallo le dejó en paz. Flecha era más pequeño y es normal que se lleven algún picotazo de los mayores.
Desde ese momento ha aprendido a relacionarse con los cerdos, a quienes considera sus amigos. Y se tumba junto a ellos o sobre ellos a descansar y a hacerles compañía. Y si nadie les molesta, se pueden estar así un buen rato.
Flecha es un pollito especial desde que llegó, muy cariñoso y sensible. Le iban a matar en plena calle, en Vallecas, y fue rescatado.
Es muy fácil que se asuste pero ahora, con la ayuda de sus amigos los cerdos, está ganando mucha confianza.