Repartiendo hojitas a Fermín, Angie y Esther.
A las cabras les encantan las hojas de los árboles, pero Fermín ya tiene 16 años y es muy mayor como para llegar hasta ellas.
Angie tiene 11 o 12 años, pero la rescatamos tras sufrir una amputación de su pie por herirse la pezuña y el ganadero no querer gastarse dinero en el veterinario.
Esther, la más joven, es de tamaño más pequeño y tampoco consigue alcanzarlas.
Por eso este trío tan entrañable siempre está pendiente de cuidadoras y voluntarias cuando pasan cerca de un árbol. Y si miras hacia las hojas, van corriendo para ver si les cae alguna sabrosa hoja.
Cuidar son también esos pequeños detalles que les hacen la vida más bonita y se sienten más tenidos en cuenta y queridos. Cuando viven en granjas intentan pasar inadvertidas, ser anónimas, para que nadie les haga sufrir. Por ese motivo intentamos que aquí aprendan a confiar. No solo en nosotros, si no también en ellas mismas.
Ayúdanos a seguir salvando vidas como las suyas y dándoles los cuidados que les permitan disfrutar de su segunda oportunidad el mayor tiempo posible.
