Ayer llevamos de urgencia a Piruleta al hospital de Animales Exóticos 24 horas porque estaba muy débil. Durante todo el día intentaron estabilizarla, pero a la noche nos confirmaron que había muerto.
Piruleta era una gallina que llevaba 4 años en el Santuario. Ella vivía con un gallo tuerto, Piruleto, y eran felices juntos. Hace un año empezó a estar grave y al hacerle pruebas, nos confirmaron que tenía un problema grave de riñón, por una infección, lo que le había provocado un agrandamiento. Estaba en tratamiento pero era crónico, y cada cierto tiempo tenía crisis contra las que íbamos luchando para que pudiese seguir viviendo. Esta vez no hemos podido conseguirlo.
Piruleta era una gallina cariñosa pese a que recibía medicación constante. Las gallinas son unas grandes desconocidas y no despiertan la empatía de la gente como otros animales. Pero son increíbles, con unas emociones muy profundas, con un concepto de la amistad y la familia que les hace proteger a sus hijos con su vida, y cuidar de ellos sin hacer otra cosa hasta que son adultos. Piruleta no era mayor, pero las gallinas tienen tantos problemas derivados de la selección a la que las han sometido, que antes o después los problemas de salud les destrozan la vida.
Un ave tiene dos puestas al año de forma natural, incluso su pariente salvaje. Las gallinas que conocemos, las que son explotadas, ponen un huevo al día o cada dos, y con 2 años ya las consideran viejas. Es como si una mujer humana diese a luz cada 2 semanas… así es la genética que han provocado a las gallinas.
Piruleta, hemos hecho todo lo que hemos podido y esperamos que tu vida en el Santuario haya sido tan bonita como lo que esperabas encontrar el día que rompiste el cascarón y piaste por primera vez buscando a tu madre. Siempre estarás en nuestro corazón.