
Descansa en paz, pequeña Cisca.
Muy a nuestro pesar Cisca nos ha dejado. Su pequeño cuerpo no pudo más.
Cisca había perdido mucha sangre a consecuencia de una trampa con pegamento . Tenía sus manitas dañadas, alguna falange arrancada y media cola amputada.
Cisca solo buscaba un poco de alimento. Solo buscaba comida para sobrevivir. Cisca no era capaz de hacerle daño a nadie y ha pagado un precio muy alto por nuestra falta de sensibilidad, de aprender a convivir éticamente con otras especies. Ha pagado el precio más alto: su vida.
Por favor, no olvidéis nunca esta preciosa carita, cada vez que veáis una trampa y cada vez que os hablen de trampas para roedores. Y si encontráis a una que necesite ayuda, ayudadla. Su vida dependerá de ello. Ellos tienen una vida y luchan por sobrevivir. Ayudémosles a conseguirlo.
Corre, come y vuelta alto Cisca. Vuela en un mundo donde no exista el dolor ni la discriminación entre especies.