
Esta era la carita de Baku cuando se ha metido en la charca en el único momento de sol del día. Y le ha durado poco porque no ha tardado en ponerse a llover y se ha ido (con nuestra ayuda, ya que empieza a tener problemas de movilidad) hasta su dormitorio.
La mirada de los cerdos es muy expresiva pero es que la de Baku es casi humana. Llegó con dos meses de vida porque unos adolescentes le llevaban a la fiesta de fin de curso para emborracharle y matarle y les paró la policía. Fue en Teruel y desde entonces vive feliz en Fundación Santuario Vegan.