Hace unos años empezamos una campaña para cambiarnos de terreno. En 2018 encontramos una finca que cumplía las exigentes medidas que nos pedía la Comunidad de Madrid. Empezamos los trámites y detuvimos la campaña al ver cómo se estaban demorando, lo cual rompía todos nuestros planes.

En 2020, en pleno Covid, los propietarios de una de las dos fincas que conforman el Santuario actual nos quisieron echar y les dijimos que no podíamos irnos, que el único terreno al que nos autorizaba la Comunidad de Madrid a cambiarnos estaba aún en trámites para los permisos. A los propietarios les dio igual, e iniciaron el proceso de desahucio.

Llevamos 3 años luchando, intentando que saliesen los permisos. Pero no lo hemos conseguido, no hemos llegado a tiempo. 5 años de trámites que no han servido para nada.

Confiábamos en la Comunidad de Madrid y confiábamos en otras personas. Y por inocentes, por querer creer en un mundo que no deja de lado a los animales, estamos en una situación límite terrible.