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Avellano y Fresno tienen una relación muy especial.
Cuando rescatamos a Avellano creíamos que no iba a sobrevivir demasiado tiempo a las condiciones tan terribles en las que llegó. Se estaba muriendo de hambre y enfermedad, literalmente. Un mes y medio después rescatamos a Fresno, y teníamos dudas de cuál sería su estado de salud. Aparte de su espalda y extrema delgadez tenía un soplo al corazón.
Los dos venían de lugares muy cercanos entre sí. Eran abuelos y habían tenido una vida que nadie desearía para sí mismo. Tardamos un tiempo en juntarles porque estábamos esperando a que Avellano recuperase fuerzas suficientes porque dudábamos de si podría volver a correr como los demás caballos o a dejar de tropezar constantemente por la debilidad. Pero un día sentimos que ya era el momento. Avellano parecía suficientemente fuerte como para aguantar un empujón de un caballo tan enorme como Fresno y, además, necesitaba esa motivación en su vida porque los caballos son seres de grupo y familia.
El resto de la historia ya la conocéis. Conectaron a la perfección, se quisieron nada más verse y tienen una relación maravillosa. Fresno cumple 32 años y Avellano 26, y esperamos que les queden muchos años juntos de disfrutar de su segunda oportunidad que por fin les llegó en su tercera edad.