No sabemos si a Muñeca le dieron algún beso de amor durante sus primeros 36 años de vida. Pero lo que es seguro es que, desde que entendió que podía confiar en sus cuidadoras, ha recibido besos como para compensar todo lo anterior.
Es una yegua preciosa y buenísima. Es muy triste que los animales tan mayores, sean de la especie que sean, tengan tan complicado que alguien les pueda querer y cuidar. El mundo sería mucho mejor si un ser recibiese más atenciones cuanto más desfavorecido se encontrase.
Por suerte Muñeca ahora tiene un hogar y una familia que está deseando que se una a ellas.
Cada rescate, cada oportunidad que le damos a alguien como ella hace que nuestros gastos se incrementen y nuestra carga de trabajo aumente. Y a cambio ella, y cada uno de los más de 300 animales que hemos rescatado, tienen una segunda oportunidad para ser felices y tener una vida digna.
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La fundación Santuario Vegan es un centro de rescate y recuperación de animales considerados de granja, víctimas de la explotación ganadera, abandono o maltrato.
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