OVEJAS
En España se crían ovejas y cabras para la carne, la leche o para obtener fibras textiles.
En las tres industrias estos inteligentes y juguetones animales sufren el trato inhumano a lo largo de sus vidas y en última instancia, son sacrificados para consumo humano.
En España en el 2018 se sacrificaron más de 10 millones de ovejas y 1.300.000 cabras.
Las ovejas que se usan para la carne son sacrificadas muy jóvenes, porque el consumidor así lo prefiere. En el caso del lechazo o cordero lechal son crías de menos de dos meses de edad, que aun se alimentan de la leche de su madre. En el caso del cordero antes de los seis meses de edad, una pequeña fracción de su vida natural.
A la mayoría de ovejas y corderos de la Industria se les amputa la cola a las pocas semanas de nacer. Esto suele hacerse con una aro de goma que les estrangula la cola hasta que se pudre y se cae o bien cortándola directamente. Los corderos muestran síntomas de dolor en cualquiera de los dos métodos. La amputación de la cola también puede provocar dolor crónico y un aumento de la aparición de propaso rectal.
Las ovejas madres son descartadas por la industria y enviadas al matadero como carne a la edad de 4 o 5 años, cuando aún son muy jóvenes.
La producción de lana de una oveja disminuye de forma natural con la edad. En la industria de la lana las ovejas con menor producción de lana son enviadas al matadero.
En Australia, el país que más lana produce para el mundo, estas ovejas se suelen exportar a países de oriente medio por mar, viajes agotadores que duran varias semanas. El sacrificio por el corte de la garganta plenamente conscientes suele ser su final.