España en los últimos años se ha convertido en el tercer productor de explotación de cerdo en el mundo. Tan solo por detrás de China Y EEUU. En 2018 se sacrificaron en España 52,41 millones de cerdos.
La mayoría de las cerdas reproductoras pasan casi la totalidad de cada embarazo confinado a una jaula de gestación, que es solo un poco más grande que su cuerpo, lo que hace imposible que se acuesten cómodamente o incluso puedan darse la vuelta.
El suelo de estas jaulas es duro y antinatural y afecta a los pies de las cerdas, causando lesiones en las pezuñas, daños en las articulaciones y cojeras.
El intenso aburrimiento y la frustración de las cerdas que sufren en las jaulas de gestación son los culpables directos de conductas neuróticas anormales que a veces presentan los cerdos confinados, como morder repetidamente los barrotes de la jaula o masticar con la boca vacía. Este comportamiento genera un sufrimiento adicional a las cerdas causando llagas o heridas en su cuerpo o boca.
Poco antes de que nazcan las crías, las cerdas son trasladadas a las “jaulas de parto”.Estas jaulas, destinadas a separar a la madre de los cerditos para evitar el aplastamiento, son restrictivas hasta el punto de que la madre solo puede ponerse de pie y acostarse; siquiera puede darse la vuelta para ver o cuidar a sus crías.