A Vivo le gusta tanto que le hagan mimitos que te los devuelve para que estés más ratito prestándole atención.
Vivo se está haciendo mayor muy rápido, y atrás quedó ese bebé prematuro cuya vida pendía de un hilo. Su mamá Laura Luengo Mata le cuidó muy bien y gracias a eso hoy es un cordero muy feliz.