Compartimos estas preciosas palabras de Laura Luengo Mata cuando visitaba esta tarde a Rigoberta. Ha llevado a Ruperto para que pueda donarle sangre para la transfusión:
“Antes en el veterinario he estado visitando a Rigoberta. No he podido evitar llorar. Está muy mal. Su única esperanza es que responda a la transfusión. Si no responde, le ayudaremos a marchar.
Se está muriendo de desnutrición. Porque a saber hace cuánto tiempo llevan alojados esos tornillos ahí. A saber cuánto tiempo ha pasado desde que alguien la vio enferma y débil y decidió abandonarla.
Y está tan débil, llegó tan débil que todos los esfuerzos ahora parecen ser en vano.
Una gallina de dos meses… Pocos lo entenderán. Pocos entenderán mi enfado cuando culpo al consumo de huevos. Pocos entenderán mi enfado cuando culpo al especismo.
Pocos entenderán la tristeza de ver a un bebé con toda una vida por delante como la pierde, como se marcha. En realidad los responsables de que estas cosas pasen somos toda la sociedad. La única diferencia es que Rigoberta tiene un nombre, tiene una carita preciosa que todos conocemos, tiene un piar de pollito que enamora. Tiene una familia que le da todo lo que tiene y que haría lo imposible por ella. Y tiene una mamá que quiere que todo el mundo la quiera y sepa de su historia.
Esa es la única diferencia.
Mandadle energía, ojalá la transfusión le haga salir de este estado».
Cada rescate, cada oportunidad que le damos a alguien como ella hace que nuestros gastos se incrementen y nuestra carga de trabajo aumente. Y a cambio ella, y cada uno de los más de 300 animales que hemos rescatado, tienen una segunda oportunidad para ser felices y tener una vida digna.