Menuda manera tiene Sakura de pedir que le rasquen su pancita de cerdita adolescente.
Al principio Sakura no disfrutaba demasiado de las caricias en la barriga, pero desde que ha descubierto que le encantan (como a todo cerdo que se precie) ha desarrollado muchas técnicas y estrategias para conseguirlo.
La que mejor domina es la de poner ojitos tiernos y, cuando te acercas, tumbarse así como diciendo “mira que barriguita tan falta de mimos… ¿puedes ayudarme?”
Y le funciona muy pero que muy bien.