
Carlota ya parece una cerda adulta y eso que apenas llega al año y medio.
Carlota está disfrutando de una vida que todo cerdo debería tener. Le encanta buscar bellotas, gozar la tierra, tumbarse en su cama de paja y seguir a Anita a todas partes. Habría ido al matadero porque ese era el destino para el cual la hicieron nacer. Pero pudo ser rescatada y hoy tiene una segunda oportunidad en Fundación Santuario Vegan.