
Menta y Madroño descansando después de jugar.
Como veis, cuando juegan los dos, Madroño se cansa mucho más. Al fin y al cabo le cuesta más esfuerzo moverse. A Menta le cuesta menos porque Madroño se mueve poco para ella. Y aún así le encanta jugar con él. De hecho es quien más juega con Madroño.
Y después de ese ratito, los dos están contentos. Sobre todo él porque nunca pudo imaginar que podría jugar en un columpio especial con otras cabras que quisiesen pasar ese rato con él.
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