Mira Ivana cómo agradece la nueva oportunidad de vivir.
Poca gente sabe que las vacas son cariñosas como perritos. Que juegan se emocionan y dan saltitos contentas a tu alrededor, y que establecen vínculos que duran toda la vida incluso son causa de depresión cuando pierden a un familiar querido. E Ivana es todo eso. Esta abuelita de ya 19 años fue rescatada hace cuatro. Permanecía atada a una cadena de menos de un metro en una cuadra a oscuras junto a su compañera Haryana. Porque no podían controlarla. Su destino con 15 años era el Matadero.
Ivana aprendió en Fundación Santuario Vegan a correr, a saltar, a no tener miedo y dejarse querer. Ya han pasado cuatro años desde su rescate y Laura en este vídeo se emociona de recordar cómo llegó y lo intensamente feliz que es ahora que incluso cierra sus ojitos para recibir besos y cariño.
Ella aquí es alguien, es Ivana.