

Imagen anterior
Imagen siguiente
Fresno y Avellano llegaron el verano pasado con poco más de un mes de diferencia.
Avellano, el de pelo marrón, tiene 26 años y estaba en una finca sin comida. Un tratante ganadero lo había comprado a su anterior propietario, que se deshacía de él por “viejo”, para engordarlo y mandarlo al matadero. Pero Avellano era tan mayor que apenas podía comer hierba seca del campo y estaba muriendo de hambre, literalmente. Y tenía una enfermedad muy grave y ningún veterinario le había atendido en años.
A Fresno, de 31 años, le habían abandonado junto a otros animales. Estaba extremadamente delgado y tenía un soplo al corazón. Y su espalda estaba tan destrozada que nos costó asimilarlo nada más verle.
Aquí se han recuperado juntos. Se han conocido y se han hecho tan buenos amigos que se pasan las horas como podéis ver en las fotos. A su tercera edad están disfrutando de la segunda oportunidad que nunca tuvieron, de la vida que siempre deberían haber vivido.