Rescatamos a Miguel el 10 de diciembre de 2016 cuando nos dieron el aviso de un cordero abandonado. Tenía horas de vida y le habían abandonado para que muriese solo en el campo, ya fuese de hambre, frío, sed o por algún depredador.
Miguel tuvo mucha suerte porque poco antes habíamos rescatado a otros corderos como Diego, Gato, Inma o Claudia. Por ese motivo lo tuvo muy fácil para integrarse y ser feliz.
La Navidad es una de las peores épocas porque programan los nacimientos de los bebés de oveja para que puedan ser enviados al matadero a las pocas semanas de vida. Eso que se conoce como “cordero lechal” que es cuando son tan pequeños que aún se alimentan de la leche materna.
Es muy fácil reconocerle porque es la oveja que tiene la cola más larga de todas las ovejas y tiene una marchita en la nariz. Gato es uno de sus mejores amigos.
Miguel es muy simpático y cariñoso, de los más cariñosos de todo el Santuario y, a pesar de eso, jamás ha tenido una madrina o padrino. ¿Quieres serlo tú?