Calabizo escapó de un ritual de Santería.
Lo encontraron solito, probablemente recién escapado… salvando su vida por muy poco. Aún pía como un pollito, aunque por fuera parezca más grande.
En el Santuario ahora está a salvo, pero necesita muchos cuidados. Es solo un bebé, frágil y dependiente, como todos los pollitos cuando empiezan a vivir.
Las aves son las grandes olvidadas.
En la mayoría de los casos no se les da importancia, cariño ni atención. Son invisibles para muchos, aunque su vida, su ternura y su sufrimiento valen lo mismo.
Amadrinar o apadrinar a Calabizo no solo ayuda a cuidar de él:
Es también un acto simbólico que lo hace visible, que dice “tu vida importa” y que nos ayuda a seguir dando amor y protección a quienes más lo necesitan.
¿Le damos voz a los que casi nunca la tienen?