La cara de tensión y alucine de Saku es para no dejar de verla.
Pero es que para un cerdito casi bebé como ella tumbarse en la charca junto al cerdo jefe, que es Eneko, es lo mejor que le puede pasar. Y hace un rato ha sido la primera vez que Eneko le deja hacerlo y estaba tan emocionada.
Este es el mejor día de su vida, eso seguro. Bueno, el segundo. El primero seguro que fue cuando cruzó la puerta de Fundación Santuario Vegan y sintió que por fin estaba en su hogar, donde la querrían y protegerían siempre.