Él es Fermin y es el cabrito con más carisma del Santuario.
Llegó a mediados de 2013 y ya era un anciano por aquel entonces. De hecho, el ganadero se deshacía de él por “viejo” (era el semental) cuando la realidad era que Fermin tenía 7 u 8 años y estaba en la flor de la vida.
Cuando hacíamos visitas, hasta 2015, Fermin era el habitante preferido de quien venía porque les acompañaba desde que entraban hasta que se iban, buscando ser el centro de caricias y atención en todo momento.
El día que le rescatamos le dejamos en un dormitorio con puerta y valla fe 1,6 metros, le dejamos allí después de un largo viaje y tuvimos una reunión dentro de la casa, en la cocina,
Pues deberíais haber visto nuestras caras cuando, de repente, le vimos aparecer por la ventana y luego recorriendo la encimera. Se sentía tan triste y solo que necesitaba la compañía.
Han pasado 8 años, así que creemos que Fermin tiene ya 16, todo un abuelo intrépido para ser una cabra y, además, de ese tamaño. Y esperamos de corazón que pueda vivir algunos años más porque no os imagináis lo que le queremos.
En Memoria de Pistachito.
https://youtu.be/g2CIsnNelGA?si=Oazs_eTyUsQ372Pk En su recuerdo, ayúdanos a construir un espacio donde podamos salvar más cerdos como él, un paraíso donde puedan tener la vida que merecen, la que Pistachito no pudo